Antes de llevar acabo una inversión de nuestro dinero, deberíamos tener en cuenta una serie de consideraciones, saber lo que se está contratando y comprando, en estos momentos. El comprador debería pedir toda la información que necesite y pedir asesoramiento, por parte de la entidad, para poder llegar a entender mejor el producto, en el que busca invertir. Para los inversores, que son menos experimentados, la mejor opción es apostar por productos que no sean muy complejos, como pueden ser las acciones, deuda publica, fondo de inversiones o pagarés. Hay otro tipo de productos que son mucho más complejos, como son los Hedge Funds, las participaciones preferentes, los Fondos de Inversión Libre o la deuda subordinada. En este caso, estos productos se recomiendan para personas que tienen más experiencia. Y, aunque la entidad posee la obligación de que el cliente pase un test de idoneidad para la inversión que ha elegido, debe ser el consumidor, en primera persona, el que reflexione sobre su verdadera capacidad de ahorro, su conocimiento sobre el mercado, la necesidad de liquidez, el grado de aversión al riesgo y el plazo por el que quiere invertir.
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